miércoles, 25 de abril de 2012

Una Menos.......



ASOCIACIÓN NACIONAL DE VETERANOS
DE LA FUERZA PÚBLICA "ANALVET"
N. I. T: 900154396-7

En prolongada reunión de alto nivel realizada hoy miércoles 25 de abril de 2012 a las 15:30 hrs., en el Ministerio de Defensa Nacional, y a la que asistieron la Viceministra del GESED, el Secretario General del Ministerio, el Jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Militares, la Coordinadora de Presupuesto del Ministerio, el Director de Asuntos Legales, el Presidente de Analvet Nacional, el Presidente de Analvet Regional Nariño, el Presidente de Underponal y el Representante de los Soldados, se analizaron detenidamente todas las reclamaciones salariales de la Fuerza Pública que por falta de atención del gobierno, originaron la reciente marcha desde el sur del país que culminó en Bogotá el pasado miércoles 18 de abril.
Según confirmación de la Viceministra del GESED, la reliquidación de las asignaciones de retiro y pensiones por concepto de IPC, se realizará de oficio, es decir sin necesidad de interponer demandas, una vez el Ministerio de Hacienda asigne los recursos solicitados. (Esperamos que sea antes de que Santos comience a repartir casas gratis)
En cuanto a las demás reclamaciones informaron que serán objeto de estudio de acuerdo con el artículo 271 del Plan de Desarrollo.
Quedó definido que para resolver la problemática de los soldados en cuanto al subsidio familiar se refiere, se hace necesaria la modificación de normas por parte del Congreso de la República.
Ante el anuncio de la solución de oficio del problema relacionado con el IPC, podemos decir que es una reclamación por la que ya no tenemos que preocuparnos de ahora en adelante (una menos): seguiremos luchando por todas las que todavía quedan pendientes.
En atención a la anterior decisión gubernamental, se levantaron las carpas que habían sido instaladas en el Parque Santander y nuestros compañeros regresaron a sus lugares de origen.
ANALVET
, agradece a nuestros marchantes el gran esfuerzo realizado, lo mismo que el acompañamiento y la colaboración de quienes se hicieron presentes para respaldar esta justa causa.
Cordialmente,
Capitán Juan Alfonso Fierro Manrique -
Presidente ANALVET
e-mail: analvetcolombia@gmail.com
Cel. 310-7091485
Dirección: Avenida Jiménez Nº 9-43 Edificio Federación Oficina 616
Bogotá (D.C) Abril 25 de 2012

martes, 24 de abril de 2012

REPORTAJE


COMENTARIO
Por su actualidad en la vida colombiana he querido traer este magnifico reportaje publicado en Noviembre de 2011 por mi General Clavijo, quien con su inteligencia vislumbra la realidad nacional y propone en ellos fórmulas para superar la crísis.

REPORTAJE

Por Brigadier General (r) Adolfo Clavijo
la experimentada periodista estaba revolcando papeles, periódicos y revistas. Lo hacía con ansia. Su escritorio estaba tan desordenado que era un verdadero desastre. De pronto, interrumpió su frenética tarea, pasó a su computadora y buscó la lista de reportajes que ella había hecho, y los de colegas suyos que había guardado porque le habían gustado. No estaba buscando un reportaje específico sino a quién entrevistar. Quería hacer una entrevista singular; un reportaje distinto, inédito, que aportara información novedosa e importante. Al revisar el mundo de documentos, periódicos, revistas, y el listado de trabajos propios y ajenos que tenía ante sí, sacó como conclusión que era común que, diaria o semanalmente, en los periódicos, en programas de televisión y en noticieros radiales se entrevistara a políticos, empresarios, industriales, deportistas, profesores, amas de casa, gobernantes, funcionarios, militares, obreros, indígenas, campesinos, guerrilleros, ex guerrilleros, mafiosos, presos, extraditados, etc., buscando sacar a la luz pública hechos, datos, informaciones o algo que fuera llamativo para los lectores, televidentes o radioescuchas. Sin embargo, tuvo que aceptar que todas estas entrevistas le resultaban sosas, poco llamativas; ella quería algo inaudito, insólito.
Buscaba hacer un reportaje original. Quería entrevistar a un personaje que le pudiera suministrar información auténtica, novedosa, desconocida, incluso íntima, sobre un tema específico. No daba con quién podría ser ese personaje. Resolvió tranquilizarse para poder pensar con cabeza fría; se recostó en la silla del escritorio, estiró las piernas, cruzó las manos detrás de la nuca y entrecerró los ojos. Parecía dormitar, pero no, estaba concentrada en su propósito. En efecto, a los pocos minutos, dio un salto y exclamó:

“¡Listo! ¡Lo tengo! ¡Lo tengo!” Y, hablándose a sí misma, dijo: “Ese sí se las sabe todas. Es el que más y mejor información tiene porque está metido de lleno entre la olla de los problemas. Ése es el que estaba buscando”.

Entusiasmada, tomó el directorio telefónico, buscó con avidez, y una vez encontró al personaje lo llamó de inmediato por el teléfono fijo.
-          ¡Aló!
-          Buenos días. ¿Con quién tengo el gusto?
En lugar del nombre que esperaba oír, escuchó una voz cortante, tosca, que le lanzó otra pregunta: “¿A quién necesita?”
-          Necesito al señor Conflicto Interno, por favor.
-          Sí, soy yo. ¿Y yo con quién hablo? ¿Qué se le ofrece?
_          Pues…, bueno, soy una periodista que desea entrevistarlo. Me llamo Pesquisa Estratégica y trabajo en el periódico El Pacifista. 
-          Mmmm, a mí nunca me han hecho un reportaje, pero no le veo inconveniente. Hasta me gustaría que la gente supiera por qué existo y por qué soy como soy; de pronto hasta me ayudan a cambiar. Si quiere, veámonos el viernes por la tarde, aquí en mi casa, o donde usted diga.
-          Perfecto. El viernes le caigo, a las tres de la tarde. Voy con un camarógrafo y un fotógrafo. ¿Le parece bien?
-          Venga sola. No necesita ni el camarógrafo ni el fotógrafo. Yo me hago sentir todos los días, en muchas formas. Con que busque fotos de los periódicos o tomas de televisión de los noticieros del día anterior a publicar la entrevista es suficiente. Así le resulta actualizada.
-          Ok, entonces nos vemos el viernes. Adiós y gracias.
-          Hasta luego.

El viernes se encontraron a la hora prevista, en la casa de Conflicto Interno. Después de los saludos de rigor, la periodista le explicó qué pretendía con la entrevista, y le solicitó que con las respuestas le ayudara a darle cuerpo a la idea. Luego, empezó el reportaje:

-          Me gustaría, primero que todo, que usted nos contara quién es, qué hace, cuál es su origen, cómo surgió a la vida pública de Colombia.

          Bueno, yo, Conflicto Interno, soy descendiente directo de las Guerras Civiles del Siglo XIX, incluida, por supuesto, la Guerra de los Mil Días. La Violencia Política de los Cincuenta -y su secuela el bandolerismo-, también hace parte de mis ancestros. En realidad, la Violencia Política es mi madre putativa. Nací en 1962, cuando el Partido Comunista Colombiano empezó a organizar en Colombia una revolución al estilo de la cubana. Es decir, llevo 49 años amargándoles la vida a los colombianos. Tengo cuatro hijos llamados: Violencia, -como la abuela-, Terrorismo, Narcotráfico y Delincuencia Común. Los cuatro trabajan para mí pero, en la práctica, Narcotráfico, que tiene como socios a las guerrillas, a las mafias y a las Bacrim, es el que nos sostiene a todos, excepto a Delincuencia Común; ella se defiende sola.
Conflicto se quedó pensativo por unos segundos y luego continuó:
-          De otra parte, existo, como han existido mis antepasados Guerras Civiles y Violencia Política, porque ustedes, los colombianos, me han aceptado como soy, con todas mis maldades, y parece que no pueden vivir sin mí. Ojalá yo no existiera, pero los colombianos han hecho todo lo posible para que, antes, mi beligerante familia y, ahora, yo, los hayamos acompañado a lo largo de la historia. Muy pocas veces hemos estado lejos de ustedes.
-          ¿Cómo así? ¿Usted afirma que nosotros, los colombianos, propiciamos su existencia, a sabiendas de que es perversa? ¿Que no podemos vivir sin usted? Explíqueme eso.

-          Muy sencillo. Yo me nutro de enfrentamientos, confrontaciones, disputas por el poder, reyertas políticas, ambiciones ideológicas, codicias, conspiraciones, conjuras, violencia, terrorismo, protestas agresivas, vías de hecho, etc. Y todo eso lo hay en Colombia, al por mayor. Eso es lo que me permite existir; lo que me alimenta. Por ejemplo, mi madre, Violencia Política, pudo subsistir aquí entre 1948 y 1953 gracias al agarrón entre liberales y conservadores. Y, desde 1962, yo tengo puesta la camiseta del comunismo, que, con el patrocinio de las mafias, me tiene trabajando las 24 horas del día.

          Pero ¿qué es lo que realmente le da vida a usted, señor Conflicto Interno? ¿A qué atribuye su nacimiento y desarrollo aquí en Colombia?
-          Yo soy hijo biológico de las ambiciones y codicias políticas; de la lucha indiscriminada por el poder. Esas ambiciones, codicias y luchas, aprovechando que la democracia colombiana es tolerante, débil e indulgente, apelan a la violencia para alcanzar sus metas, cuando saben o se dan cuenta de que por las vías legales no las pueden lograr. Entonces, viene el problema que me da el “soplo de vida”: unos agreden y otros se defienden. Surgen los muertos de lado y lado y eso es lo que me convierte en personaje de la vida nacional. Pero, si las ambiciones por el poder político y económico del país fueron las que me engendraron, los errores y las grandes fallas del Estado para tratar esos problemas fueron los que me criaron, me alimentaron y me hicieron crecer y desarrollar en medio de disparos y acciones criminales.
A mi madre putativa, la Violencia Política, y a mis abuelas y bisabuelas, las Guerras Civiles, las fecundaron y las formaron las peleas entre liberales y conservadores. A mí me concibió y me levantó el enfrentamiento entre el comunismo, que pretende tomar las riendas del poder, y la democracia, que trata de sostenerse.
-          Me disculpa, pero, siendo sincera, yo creo que los colombianos no estamos interesados en que usted haga parte del devenir nacional; que esté inmerso en la historia de la nación. No queremos seguir despertándonos todos los días dándonos cuenta de su presencia, debido a graves hechos de violencia que encabezan las primeras planas de los periódicos. ¿No cree que su final está próximo?
-          Lamento desilusionarla, pero, como están las cosas, y teniendo en cuenta el manejo que le vienen dando a la situación, yo nunca voy a desaparecer. Esto lo digo porque los gobiernos, los doce que han tenido que ver con la problemática, creyeron que lo único que me daba vida como Conflicto Interno eran las guerrillas, las autodefensas y su patrocinador, el narcotráfico. El error persiste; ahora se cree que las Farc, el Eln y las Bacrim son las únicas malas del paseo, cuando en realidad hay muchas otras cositas y pretensiones que me mantienen vivito y coleando. A mí me parece que mientras no se haga un chequeo completo de la salud del país, uno que permita descubrir otros males como el pago de indemnizaciones y el robo de tierras, nunca podrán mostrarme la tarjeta roja; entonces, seguiré siendo el dignísimo Conflicto Interno. En esto siempre han estado muy equivocados los distintos gobiernos y el Estado en general. 
-          ¿Podría explicar usted lo que afirma de las equivocaciones de los gobiernos para darle manejo a la guerra que vivimos y de la falta de un conocimiento completo de lo que pasa?
-          Voy a redondearle la idea en términos sencillos. Las Farc, el Eln y las Bacrim, expresión real del narcotráfico, más otras organizaciones criminales, asesinan, secuestran, extorsionan, etc. Es decir, cometen sus crímenes, que es lo que saben hacer. El Estado, apoyado sólo en la Fuerza Pública, responde buscándolos y golpeándolos cuando puede, y así pasan los días, las semanas, los meses y los años. Y para el Estado ese es todo el problema: bala va, bala viene, y ¡listos! La única solución considerada es que la Fuerza Pública liquide definitivamente a esas organizaciones, pero está demostrado que sola no lo puede hacer porque la agresión al Estado no viene únicamente por la vía de la violencia física. Existen otras maneras de agredir al Estado para desestabilizarlo, y yo veo que a eso no se le ha parado bolas. En ese campo, la reacción del Estado no puede ser armada. Resulta que en esto el Estado lleva 49 años, sin querer entenderlo.
Incluso, hace poco tiempo, el Gobierno sostenía que yo no existía, cuando he tenido más pinta de guerra que de conflicto. Negar mi existencia no arregló nada; me ayudó a vivir sin preocuparme, porque nadie me molestó.
-          ¿Quiere decir que el problema va más allá del enfrentamiento entre las organizaciones al margen de la ley y las fuerzas regulares del Estado? Explíqueme eso.
-          Al Gobierno de Colombia sólo lo trasnochan las Farc, el Eln, las Bacrim y las mafias del narcotráfico. Al resto, o sea, a los que conspiran, conjuran, injurian, manipulan la justicia, etc., el Estado los trata como a esos niños necios a los que los padres les permiten que hagan lo que quieran, que pataleen, griten, lloren y se quejen sin ninguna razón, y resulta que cuando el padre quiere trancarlos porque se volvieron inmanejables, no puede, ya es demasiado tarde, ya le han cogido mucha ventaja; entonces, para que lo dejen en paz por un ratico, termina dándoles gusto. Eso ha pasado aquí. Esos chicos, que se hacen los demócratas, con nombres comunes como Iván, Piedad, Gloria, Javier, Jaime, Jorge, Gustavo y otros que fungen de abogados y defensores de los derechos humanos, ponen en jaque la gobernabilidad. Viven sacándole la piedra a todo el mundo; desestabilizando. A mí, Conflicto Interno, esos ‘chicos’ me ayudan mucho a estar vigente; motivan a mis hijos, en especial a Violencia y Terrorismo, a que vivan haciendo travesuras. En otras palabras, la pasividad le está saliendo cara a Colombia porque la subversión no física le cogió ventaja al Estado. Lo tiene manicruzado.
-          Pero, ¿hay algo que justifique o explique esa doble acción contra el Estado, que le da vida a usted como Conflicto Interno?
-          En esto hay mucha tela para cortar. No se trata de una doble acción. Se trata de un programa conjunto, integrado, coordinado, preconcebido, que cumple, de manera sincronizada, un proyecto que está en pleno desarrollo. Como Conflicto Interno, soy el más autorizado para saber lo que está pasando porque, al estar en el ojo del huracán, conozco al dedillo el problema. Escúcheme, póngame cuidado: actualmente, el enemigo real y concreto de la democracia colombiana es el Socialismo de Siglo XXI, que busca, por todos los medios, sustituirla para imponerles a los colombianos un gobierno comunista del mismo sello del de los vecinos. En ese plan están los gobiernos ya matriculados en la línea de Venezuela, el Foro de São Paulo, los partidos comunistas de América, algunos de Europa, las Farc, el Eln, partidos de la izquierda colombiana, algunos políticos de partidos tradicionales y periodistas de izquierda, Ong y colectivos de abogados. Estos dos últimos juegan dos cartas: una político–ideológica y otra comercial: vender demandas para que les paguen con indemnizaciones. En este conjunto de piezas que forman un engranaje conspirador, las Farc y el Eln realizan la presión armada del proceso mientras la subversión política cumple un papel complementario, sin armas: le ´jalan´ a las presiones y coacciones políticas y a la manipulación y tergiversación de la administración de justicia.
-          Según lo que le entiendo, Colombia es blanco de un proceso subversivo que pretende instalar un gobierno comunista, y ese proceso cuenta con dos componentes; uno que emplea la vía armada y el otro, la presión política. ¿Es así?
-          Efectivamente, es así; veo que me entendió bien cómo es la cuestión. Pero hay algo más. Hay que tener en cuenta que el componente que emplea la presión política tiene a su vez dos segmentos: uno interno y otro externo (elementos  foráneos). El segmento interno trabaja sobre dos hojas de ruta: una política, que pone en la cuerda floja a los gobiernos y permite acariciar la idea de sentar al comunismo en el poder; la otra, jurídica, que cumple tres objetivos: 1) Con base en falsas denuncias a militares debilita la reacción militar contra las guerrillas. 2) Con esas falsas denuncias le dan vida a un negocio 100% perverso y muy lucrativo, porque haciendo condenar a inocentes, ellos llenan sus arcas y bolsillos. 3) Además, luchan por la continuidad del enfrentamiento para que no se les acabe este rentable negocio. Enredadito el problema, ¿no?
Ah, algo más. El segmento externo busca no aparecer, no incidir, pero presiona cuando le parece. Además, aguijonea a las organizaciones armadas para que sigan en lo suyo.
 
De otro lado, la parte armada cumple dos propósitos: uno es la violencia de las cuadrillas –crímenes de toda naturaleza; el otro es el terrorismo urbano que realizan las milicias, más la agitación, los disturbios, motines y las vías de hecho. Infiltran todo tipo de manifestación o protesta pública de estudiantes sindicatos, indígenas. Recuerde que alterar el orden público es uno de mis deportes favoritos.
-          Usted dijo antes que el Estado no actúa sino contra la parte armada del proceso subversivo y no hace nada contra la parte política, ¿no es eso lógico por cuanto la violencia y el terrorismo plasman actos delictivos que el Estado tiene que reprimir, mientras que las acciones políticas se encuadran dentro de los desarrollos normales de una democracia y no tienen por qué ser sancionados?
-          Las falsas denuncias y los desórdenes y desmanes producto de las protestas son delitos que el Estado se ha quedado corto en penalizar. En el cobro de indemnizaciones por denuncias inicuas también caben acciones punitivas pero no se han visto. En cuanto a las jugadas políticas, sí habría que mirar en dónde hay conspiraciones o conjuras y, si se pueden comprobar, el Estado debería reaccionar, pero nunca lo hace. Esas omisiones me favorecen; me mantienen con buena salud.
-          ¿Qué otro hecho impide una salida pronta del enfrentamiento fratricida?
-          Las zancadillas que el Estado le pone a la Fuerza Pública, sobre todo al Ejército. Mis hijos y sus socios la atacan con sevicia, y el Estado, en lugar de protegerla, le cae encima. Unos pocos ejemplos. 1) Fuera del garrote que la administración de justicia les da a los militares, varios gobiernos, atendiendo presiones de terceros, han tomado como ejercicio soberano, sin fórmula de juicio, destituir a generales y coroneles. 2) La devaluación de la JPM y el fuero, con responsabilidad de las tres ramas del poder público. 3) La burocratización del Ministerio de Defensa: oficiales experimentados que ocupaban algunos cargos administrativos -Secretaría General, Dirección JPM, Planeación, entre otros-, fueron desplazados y se les reemplazó con civiles inexpertos. 4) La reivindicación política de guerrilleros y, al mismo tiempo, la condena injusta de militares por actos legales del servicio, v. gr. el caso del Palacio de Justicia. 5) Las condenas a priori a militares por parte de la prensa, cuando ni siquiera ha comenzado el juicio. 5) Pago de indemnizaciones amañadas con dineros del presupuesto de las Fuerzas. Todo esto produce un doble efecto: les ayuda a mis familiares y amigos a mermar la capacidad de reacción de su enemigo, y desmotiva a los militares cuando se dan cuenta de que quienes los deben apoyar, en ocasiones, les voltean la espalda o les juegan sucio. Esto ayuda a mantenerme activo.
Hasta aquí voy yo. Creo que podríamos dar por terminada la entrevista. Espero haberle resuelto sus expectativas y haberle dado ingredientes suficientes para que me digiera muy bien como Conflicto Interno. Ignorar todos esos ingredientes que le nombré, ayuda a mis propósitos. Como lo más seguro es que a mí no me van sacar del campo de juego, podríamos hablar en otra oportunidad. Gracias por entrevistarme.
-          Sí, claro, todo esto es nuevo para mí y, estoy segura, para la mayoría de nuestros lectores. De mi parte, le doy las gracias por sus informaciones, pero, de corazón, le digo que espero no volver a verlo en mi vida ni en la vida de la nación nunca más y, por supuesto, a sus hijos y a los socios de ellos, tampoco.
-          Ojalá su deseo se cumpla. Yo tampoco quiero seguir metido funestamente en la vida de los colombianos, que, entre otras cosas, me caen muy bien, y quisiera no joderlos más, pero el problema no es mío sino de su esfera política. Adiós.

COROLARIO

Este tema del conflicto interno complementa los anteriores análisis de la realidad nacional (Procesos de Paz, Actitud del Estado Frente al Conflicto y Falsos Positivos)[1], presentados bajo formatos de fábulas y metáforas, figuras que facilitan la comprensión de las apreciaciones de situación que se hacen para estudiar una cuestión determinada, dentro de la problemática general del enfrentamiento que vive el país. 
En particular, el presente texto trata el tema del conflicto interno colombiano. En sí, este es un asunto muy complejo que subsiste en el ámbito colombiano debido a la gran cantidad de intereses de tipo político, ideológico y económico que lo hacen perdurar. Se puede definir como el punto de convergencia de intereses sórdidos. De otra parte, el mal manejo que se la ha dado a través del tiempo, y las equivocadas fórmulas de solución que en ocasiones se le han aplicado también han contribuido a que tienda a perpetuarse en la vida de la nación. Por ejemplo, durante los 49 años de conflicto, el país no ha contado con una Política de Estado que obligue a todos los estamentos y a los distintos gobiernos a seguir una línea de acción determinada que les cierre el paso a todas las clases de violencia y de transgresión que mantienen en ascuas la estabilidad del país, y que corrija actitudes o tendencias oficiales que veladamente ayudan a la existencia del conflicto. Tampoco cuenta el Estado con una Estrategia Integral que involucre a todas las entidades oficiales a trabajar en función de la paz, integrando, dentro de sus facultades, planes y recursos.
Ahora que se viene hablando de un posible diálogo entre el Gobierno y las guerrillas o, por lo menos, con las Farc, y si con el diálogo se busca salir definitivamente del conflicto, habría que tomar en consideración las siguientes situaciones:
1.        Las Farc y el Eln hacen parte del Foro de São Paulo, movimiento que busca instalar gobiernos comunistas en Latinoamérica; eso hace que estos grupos armados no sean autónomos para tomar decisiones como la de desmovilizarse. Es decir, esas organizaciones hacen parte de un proyecto político internacional que insistirá en su objetivo de asumir el poder, con o sin diálogos. Si es con diálogos los encaminarán hacia su objetivo final. ¿Cómo manejará el Gobierno esta situación? ¿La tendrá en cuenta? Si no le da manejo o no la tiene en cuenta, los diálogos pueden resultar contraproducentes.
Además, surgen otros tres interrogantes: ¿En su calidad de organización armada, las guerrillas podrían desprenderse masivamente del narcotráfico? y ¿qué harían con las milicias, a las que seguirían necesitando para que colaboren con el proyecto político comunista, generando protestas con vías de hecho que desestabilizan? ¿Sabrá el Gobierno qué hacer ante estas dos situaciones?
 
2.        Algunos sectores de la izquierda política colombiana –partidos, movimientos, políticos tradicionales y periodistas con tendencia comunista- y las fuerzas ideológicamente marxistas harán todo lo que les sea posible, directa o indirectamente, para que los resultados de los diálogos no afecten la posibilidad de que el Socialismo del Siglo XXI se instale, tarde o temprano, como gobierno colombiano. Buscarán encauzarlos en el sentido que más les convenga. ¿Tendrá en cuenta El Gobierno esta situación?
 
3.        Quienes usufructúan el pago indebido de indemnizaciones y quienes se han apropiado ilegalmente de tierras procurarán que el conflicto no se acabe, porque si eso sucede, se les acaba el negocio. Su intromisión en los diálogos sería intensa. ¿Hay planes del Gobierno para manejar esta otra situación?
 
4.        Si la administración de justicia del país no cambia su actitud complaciente frente a quienes agreden al Estado y a quienes los apoyan, e indebida frente a quienes defienden al Estado, no se concretará la paz en Colombia. Si, por el contrario, la administración de justicia resuelve ser justa, ecuánime y despolitizada, el camino hacia la paz en Colombia habrá avanzado un 50 ó 60% de su trayecto total. De acuerdo con esta situación, los primeros diálogos deberían ser entre el Gobierno y la Rama Judicial.

5.        Si el Gobierno no se prepara debidamente para conducir los diálogos y allanar los caminos para que estos resulten favorables a los intereses nacionales es mejor que no los acometa porque la improvisación puede dar resultados contraproducentes.

En resumen, la salida del conflicto colombiano depende más de la astucia y el empeño del Gobierno para lograr la paz que de la codicia y tenacidad de quienes, mezquinamente, están alineados al lado de los violentos. La astucia consiste en que antes de dialogar con las Farc y el Eln dialogue con las instancias que en alguna forma contribuyen con la existencia del conflicto.


Bogotá, D.C., noviembre de 2011


[1]Escritos con los títulos: Súplicas de Esperanza, Clásico local y Falsos positivos: el plato típico de la cocina criolla con más variedades. Aprenda a prepararlos, respectivamente.

jueves, 19 de abril de 2012

Rescatar el Fuero Militar: una comparación internacional

Comentario
Lograr la paz mientras los soldados  de Colombia no tengan un marco jurídico adecuado, que les permita defender el Orden Constitucional, la Soberanía Nacional y a sus compatriotas dentro del DIH, con una justicia especializada y con un fuero especial, como es logico suponer que tengan los únicos funcionarios públicos que deben jugarse la vida en cumplimiento de su misión, es una utopía.
Un tratado de paz donde nos puedan  imponer la agenda porque les hemos dado ventajas para que ganen la mayoria de las  batallas políticas, así nuestras Fuerzas Armadas estén ganando las batallas por la vía de las armas, nos puede conducir  a perder la guerra.

                                                                 GEO


Rescatar el fuero militar: una comparación internacional
17/04/2012

Alfredo Rangel
Universidad Sergio Arboleda, Centro de Seguridad Y Democracia, Bogotá, abril de 2012

Las Fuerzas Militares de Colombia podrían ser las únicas que en la historia universal han soportado la abolición del fuero militar en medio de una confrontación armada. Rescatar ese fuero es una de las urgencias del momento, pues se ha convertido es un asunto crucial para nuestra seguridad nacional. La Fuerza Pública padece en la actualidad una situación absolutamente inconstitucional, pues, aun cuando nuestra Constitución Política en su Artículo 221 establece claramente que todos los delitos cometidos por militares en servicio activo y en desarrollo de sus funciones serán conocidos y juzgados por tribunales militares, sin embargo en la actualidad todas las acusaciones de que son objeto los uniformados las conocen de oficio y en primera instancia los fiscales y los jueces civiles. Esta jurisdicción ordinaria genera entre las tropas una inmensa e insuperable desconfianza pues en muchos casos esos fiscales y jueces civiles han demostrado que no tienen la imparcialidad, ni la objetividad, ni el conocimiento necesarios para impartir justicia.
El efecto de esta inseguridad jurídica ha sido desastroso para la operatividad de las tropas que ha caído en forma vertical año tras año a partir del 2009, a tal punto que en el 2011 las Fuerzas Militares habían reducido el número de sus acciones ofensivas contra los grupos irregulares en un 80% con relación al 2003, a pesar de que en este mismo periodo se incrementó su pie de fuerza en 40%, su movilidad aérea subió un 22%, y su presupuesto se aumentó en 61%. Continuando con esta tendencia descendente, en el primer trimestre de 2012 las acciones ofensivas de las Fuerzas Militares descendieron en 52% con relación al mismo periodo del 2011. Esta merma sostenida de la operatividad, en cuya raíz esta la inseguridad jurídica por falta de fuero militar, sin lugar a dudas ha sido aprovechada por la guerrilla para aumentar sus acciones violentas contra el Estado, contra la sociedad y contra la economía nacional en muchas regiones del país.
En consecuencia, restablecer plenamente el fuero militar no es simplemente un asunto de interés académico o que solo incumba a los juristas. Es un tema de interés nacional porque su ausencia está afectando de manera grave la seguridad nacional.
Dentro del complejo tema de la justicia penal militar sobresale en primer lugar un asunto básico y definitivo: cuál es el alcance de su jurisdicción, es decir, cuáles son los delitos que conocen, investigan y juzgan los fiscales y jueces militares, su ratione materiae. Y este es precisamente el punto que diferencia el artículo que sobre el fuero militar fue introducido en el proyecto de reforma a la justicia, del proyecto de Ley que sobre el mismo tema va a tramitarse en el Congreso. Así, el mencionado artículo le otorga un amplio alcance al fuero militar al presumir que todas las acciones operacionales de las Fuerzas Militares son legales y hacen parte del servicio, razón por la cual los presuntos delitos cometidos en el curso de dichas operaciones militares deben ser conocidos y juzgados en primera instancia por fiscales y jueces militares. En contraste, el proyecto de Ley le otorga un alcance muy limitado al fuero militar y establece unas engorrosas Comisiones conformadas por miembros de las dos jurisdicciones, la civil y la militar, para determinar, en cada caso que se presente una reclamación, a cuál de las dos pertenece el proceso.
No existe a nivel internacional una fórmula única para determinar el alcance que debe tener el fuero militar. Sin embargo, en la gran mayoría de los países existe un fuero militar muy amplio cuando se trata de situaciones de guerra, de conflicto interno, o de estados de excepción. Más restringido en algunos países cuando se trata de tiempos de paz o de normalidad. Pero en todos ellos el fuero militar no es un privilegio para los combatientes del Estado, sino una garantía necesaria que todas las democracias le otorgan a sus soldados, ciudadanos que ponen en riesgo mortal sus vidas para proteger la seguridad de la nación entera. Con base en el libro de Federico Andreu-Guzmán(1), presentamos a continuación la situación del fuero militar en algunos países de Europa y América, en lo que tiene que ver con el alcance que en cada uno de ellos se le otorga a la jurisdicción penal militar. Para los casos específicos de Francia e Italia citaremos un reciente documento de Eduardo Mackenzie(2).
En Argentina durante los tiempos de paz los tribunales militares conocen los delitos y faltas esencialmente militares, o sea, las que “pueden afectar la existencia de la institución militar” y que “exclusivamente las leyes militares prevén y sancionan”. En tiempos de guerra, juzgan los delitos que son cometidos por militares en actos del servicio militar, por órdenes de los superiores militares o por requerimientos de las autoridades civiles. El Código Penal Militar conoce una muy amplia gama de delitos entre los que se encuentran: delitos contra el orden constitucional; contra la lealtad a la Nación; delitos típicamente militares; delitos comunes militarizados (prevaricato, cohecho, defraudaciones, entre otros); y delitos comunes (hasta hurto y robo) cometidos con ocasión del servicio, definiendo este como “todo el que se refiere o tiene relación con las funciones específicas que a cada militar corresponden, por el hecho de pertenecer a las Fuerzas Armadas”, en particular lo ejecutados en funciones de combate, de seguridad, de manejo de material, de instrucción y de formación. En tiempos de guerra el Código militar establece procedimientos extraordinarios, con características de juicio sumario. En Austria no hay jurisdicción militar en tiempos de paz. En tiempos de guerra los tribunales militares conocen los delitos que el Código penal militar tipifica como “delitos profesionales” de las Fuerzas Armadas, delitos típicamente militares y algunos delitos comunes militarizados. En Chile el ámbito de la jurisdicción militar también diferencia tiempos de paz y tiempos de guerra. En este último los procesos de investigación son breves y sumarios que no pueden prolongarse más de 48 horas. El Código militar abarca una amplia gama de delitos que van desde los típicamente militares hasta los delitos comunes cometidos en el ejercicio del servicio, entendido este como “todo aquel o tenga relación con las funciones que a cada militar corresponde por el hecho de pertenecer a las instituciones armadas”, lo que permite que, incluso, los jueces militares conozcan de los casos de violaciones a los derechos humanos realizadas por los uniformados.
En Canadá aunque la justicia militar procesa solo las infracciones de servicio, delitos militares y faltas disciplinarias atribuidas a miembros de las Fuerzas Militares, sin embargo se considera una infracción de servicio todo acto u omisión calificado como infracción por el código penal ordinario. Pero, cuando un asesinato o un secuestro son cometidos en Canadá, los juzgan jueces civiles; si ocurren fuera del país los juzgan jueces militares. No obstante, delitos como el asalto sexual, si ocurre dentro del país, son juzgados por la justicia penal militar. En Ecuador la jurisdicción de la justicia penal militar es muy amplia. Incluye no solo los delitos militares, sino delitos cometidos por militares bajo la figura de actos del servicio. El Código Penal de la Policía Civil Nacional es también muy amplio: incluye delitos militares, contra el derecho internacional, policiales, contra los derechos políticos y las garantías constitucionales, homicidio, lesiones personales y delitos sexuales. En consecuencia, las violaciones a los derechos humanos son de competencia de los tribunales policiales.
En España, en tiempos de paz, además de los delitos típicamente militares la jurisdicción militar conoce un amplio espectro de delitos: delitos comunes militarizados, o sea, cuando la ley militar tiene un mayor castigo; delitos que atentan tanto contra bienes jurídicos comunes como militares, siendo esto último prevalente; y delitos comunes militarizados, esto es, que no tienen relación con lo militar, pero están incorporados al Código Penal Militar. Durante el Estado de Sitio la jurisdicción militar puede ser extendida en la declaratoria del mismo a delitos a delitos tipificados en la ley penal ordinaria. En tiempos de guerra la jurisdicción se amplía aun más, además de los de tiempos de paz, a los de la legislación penal común cuyo conocimiento le atribuyan el Gobierno o las leyes; los tipificados por las leyes españolas, cometidos por militares en tierra extranjera; los cometidos por prisioneros de guerra; los delitos del código ordinario cometidos por civiles y que se convierten en delitos militares.
En Estados Unidos la justicia penal militar tiene una amplia cobertura, además de los delitos típicamente militares. Por ejemplo, los allí llamados “delitos convencionales” que se encuentran en los códigos civiles: asesinato, ultraje, asalto, sodomía, extorsión, incendio criminal, uso de estupefacientes, etc. También están los delitos del Artículo General 134 del Código Penal Militar que declara criminales los actos contra el orden y la disciplina del las Fuerzas Militares, o que las desacredita. O delitos contra la aplicación de la Ley: escape de prisión, negarse a testificar, falsos testimonios, etc.
En Francia, en tiempo de paz, “ toda infracción o delito penal cometido por un militar, o contra un militar, es tratado por el tribunal especializado en materia militar del tribunal de grande instancia designado por la ley. El código aplicado es el código de procedimiento penal, pero el militar tiene otras garantías adicionales importantes que preservan su derecho a la defensa: la acción pública sólo puede ser pedida por el Procurador de la República, pero únicamente si existe una denuncia previa de la infracción y ésta emana de una autoridad militar”. Adicionalmente, “.... ningún particular puede denunciar a un militar y pedir que se lo juzgue. Para evitar que una simple denuncia (justificada o de mala fe) rompa la cadena de mando, el pedido debe venir de una autoridad militar y, si la acusación es seria, el Procurador de la República la estudia antes de ordenar la acción pública. La confidencialidad de ciertas informaciones puede justificar la ausencia del jurado popular en el juzgamiento del militar. Es posible allanar lugares militares pero respetando ciertas reglas. Los militares deben ser detenidos en locales separados de los civiles. ”
De otra parte, en tiempos de paz y fuera de Francia “ toda infracción o delito penal cometido por un militar, o contra un militar, es tratado por el tribunal de las fuerzas militares de París, sobre todo si la infracción fue cometida en un país ligado a Francia por acuerdos de defensa. El tribunal militar francés en Baden Baden se ocupa de las infracciones cometidas por las tropas francesas estacionadas en Alemania”.
Finalmente, “en tiempo de guerra las medidas de excepción se justifican. Los poderes del ministerio francés de Justicia pasan al ministerio de Defensa. Se instauran tribunales militares dentro y fuera del territorio nacional. Esos tribunales serán presididos por un magistrado judicial asistido por cuatro jueces militares. Dentro de Francia, el Alto Tribunal de las Fuerzas Armadas es competente para juzgar a los altos mandos. Toda decisión de justicia debe ser motivada por escrito. Toda decisión de primera instancia puede ser apelada. El Parlamento debe autorizar la declaratoria de guerra. El gobierno, en situaciones de estado de sitio, de estado de urgencia, de movilización o de advertencia, puede tomar decisiones respecto de la justicia militar”.
En Italia, “en tiempo de paz, los tribunales militares conocen los delitos militares cometidos por los miembros de las fuerzas militares. En cambio, no existe código de procedimiento penal militar, pues el código de procedimiento penal (de derecho común) es el que se aplica. En tiempos de guerra, los tribunales militares ordinarios son reemplazados por tribunales militares de guerra con extensas competencias. Los magistrados militares tienen las mismas garantías de independencia que los magistrados ordinarios”.
En Perú la jurisdicción militar abarca también un amplio espectro de delitos que incluye los delitos militares, los delitos militarizados, y delitos comunes en los que estén involucrados militares o policías como víctimas o como victimarios. El Código Penal Militar concibe de manera muy amplia el “delito de función”, lo que ha permitido que incluso violaciones a los derechos humanos se incluyan en su jurisdicción bajo las figuras de “abuso de autoridad”, “uso innecesario de violencia” o “privación ilegal de la libertad”.
En Gran Bretaña las infracciones al derecho común son conocidas por tribunales ordinarios, y las infracciones militares por la justicia militar. Sin embargo, por lo general las infracciones al derecho común cuando las comete un militar, son consideradas por los jueces como delitos militares y los casos son remitidos a la justicia castrense.
En Suiza el sistema penal militar distingue entre tiempos de paz y tiempos de guerra. En tiempos de paz los tribunales militares juzgan a los militares por delitos cometidos en servicio o fuera del servicio, pero en el marco de sus deberes militares. El Código Penal Militar incluye un gran número de delitos, tanto los típicamente militares, como las violaciones al derecho de gentes. Pero también incluye muchos de derecho común: homicidio, secuestro, violación sexual, estafa, delitos contra la administración de justicia y delitos contra el patrimonio. La justicia penal militar también juzga a empleados, funcionarios y obreros civiles de las Fuerzas Militares por actos contra la defensa nacional. En tiempos de guerra la jurisdicción se amplía a civiles que cometen traición, espionaje, o ataques contra bienes militares.
En Venezuela la justicia militar juzga los delitos militares y los delitos comunes cometidos por militares en unidades militares, en funciones militares, en actos de servicio, en comisiones o con ocasión de ellas. También los delitos conexos cuando el equivalente militar tenga una pena igual o mayor que el delito común. Los delitos conexos son los cometidos por dos o más personas, juntos o concertados, para perpetrar delitos o procurar su impunidad. Como detalle relevante, el Código venezolano tiene un Capítulo titulado “Delitos contra las Personas y las Propiedades” que tipifica delitos comunes ejecutados por militares que “... en actos del servicio o en el desempeño de una comisión relativa a él, hicieran innecesario uso de armas o de otra violencia contra cualquier persona”.
Como se puede verificar, en todos los países examinados hay un alcance muy amplio de la justicia penal militar, que solo se reduce en algunos países en tiempos de paz. Pero la gran conclusión es que en ningún país se restringe el fuero militar en tiempo de conflicto o de guerra. Esto evidencia un marcado contraste con la suerte que ha tenido el fuero militar en nuestro país desde hace casi dos décadas.
En efecto, los gobiernos han reconocido con sus decisiones políticas, sus medidas administrativas, sus estrategias y operaciones militares, y sus iniciativas legales, la existencia de una amenaza armada contra el Estado y contra la sociedad, o de un conflicto armado interno, lo cual, obviamente, jamás ha significado otorgarle ningún tipo de legitimidad a los grupos guerrilleros. Sin embargo, distintas decisiones de los poderes públicos han ido recortando progresivamente el alcance del fuero militar para unas Fuerzas Militares que combaten día a día en una confrontación armada que les ocasiona miles de muertos y heridos. Se incrementa con toda razón y fundamento el presupuesto en defensa y seguridad para afrontar con éxito a los enemigos del Estado, pero se restringe en forma absurda la garantía jurídica que es el fuero militar para nuestras Fuerzas Militares. Se les otorga a los soldados del Estado más recursos y se les rodea de apoyo público y de legitimidad, pero se reduce su certidumbre jurídica. Se les otorga apoyo material y político, pero se les afecta la moral con la inseguridad jurídica por falta de fuero militar.
En conclusión, teniendo en cuenta la precaria situación actual del fuero militar en nuestro país y estableciendo una comparación con su vigencia en los países democráticos del mundo, creemos que en lo que respecta al alcance del fuero penal militar en Colombia, es necesario retornar sin esguinces ni exclusiones a lo establecido en el Artículo 221 de nuestra Constitución Política. Por razones de seguridad nacional es conveniente devolverle la seguridad jurídica a nuestra Fuerza Pública estableciendo que los delitos de que fueren acusados sus miembros en el ejercicio de sus funciones deben ser conocidos en primera instancia por los tribunales militares, al tiempo que se debe acometer sin tardanza la tarea de modernizar y hacer más eficiente la Justicia Penal Militar. Y ante el temor de ser objeto de señalamientos en el exterior, debemos reivindicar que esta decisión también es un acto de soberanía nacional: se trata simplemente de equiparar el fuero de nuestras tropas al que existe en los países democráticos del mundo.
Notas:
(1) Andreu-Guzmán, Federico. Fuero Militar y Derecho Internacional. Comisión Colombiana de juristas- Comisión Internacional de Juristas. Bogotá, abril de 2003.
(2) Mackenzie, Eduardo. La Justicia Militar, el ejemplo europeo. 6 de abril de 2012.Este documento lo hace el autor con base en el estudio del diputado francés Alain Marty que se encuentra en : http://www.assemblee-nationale.fr/13/pdf/rapports/r3530.pdf

DESTITUIDO EL DIRECTOR DE LA CREMIL


ASOCIACIÓN NACIONAL DE VETERANOS DE LA FUERZA PÚBLICA "ANALVET"
N. I. T: 900154396-7 


Capitán Juan Alfonso Fierro Manrique -
Presidente ANALVET
e-mail: analvetcolombia@gmail.com Cel. 310-7091485 
Avenida Jiménez Nº 9-43 Edificio Federación Oficina 616 Bogotá (D.C) Abril 18 de 2012


El anuncio del fallo condenatorio por FRAUDE A RESOLUCIÓN JUDICIAL que será comunicado por la Juez 8ª Penal del Circuito con la pena a imponer el jueves 7 de Junio de 2012, precipitó la destitución del Director de la CREMIL quien a partir del próximo 1º de junio deberá dejar el cargo para alivio de todos los afiliados a quienes este funcionario les ha venido negando sus legítimos derechos, reconocidos en sentencias judiciales debidamente ejecutoriadas. No podía ser otra manera. Un funcionario con anuncio de fallo condenatorio en su contra por la comisión de un delito del que estaba advertido, no se podía sostener en el cargo y así lo debió entender el Ministro de Defensa a quien desde esta columna le damos nuestros agradecimientos por la decisión tomada. Nos duele eso sí que muchos compañeros nuestros pasaron a la eternidad con la tristeza de no haber podido disfrutar los derechos que les reconocieron las autoridades judiciales, porque el personaje destituido no quiso acatar los mandatos judiciales, delito que lo tiene hoy ad portas de la guandoca. La justicia cojea, y/o se arrastra pero al fin llega. En más tres oportunidades el Presidente de ANALVET con cifras en mano y luego de demostrarle al saliente Director que estaba violando los derechos de la gente, le advirtió que en esa Entidad estaban jugando con candela y que debían rectificar so pena de enfrentar cargos penales a futuro.
Desafortunadamente por la arrogancia que los caracteriza al creerse blindados por el gobierno central, no acataron las recomendaciones y ahora deben asumir las consecuencias. Consecuencias que deberán enfrentar no solamente quien estaba dirigiendo los destinos de la Entidad sino todos los funcionarios que cohonestaron con el ilícito que les comprobó la Juez 8ª, especialmente el Jefe de Asuntos Legales, pues no tendría presentación que si su Jefe va camino a la guandoca, El continúe asesorando al nuevo Director para trazarle el mismo equivocado rumbo que de seguro lo llevará a correr la no deseada suerte de su antecesor. Sale por la puerta de atrás con condena anunciada, el funcionario que prefirió favorecer los intereses del gobierno, antes de cumplir con su deber acatando las decisiones judiciales que reconocían legítimos derechos a sus propios compañeros de armas.
Hasta último momento, y en lugar de reconocer el delito cometido, comprobado en juicio oral con todas las garantías procesales, tratan de justificar lo ocurrido con las mismas mentiras a que nos tienen acostumbrados, esta vez dizque achacando la
debacle a presiones de la izquierda que quiere infiltrar las instituciones. ¡Válgame Dios! No encontraron una mentira más digerible. Compañeros: Si de aquí a junio el gobierno no ordena pagar todas las cientos de sentencias que no cumplió el saliente Director, entablaremos demandas masivas penales para hacer valer por esta vía los mandatos judiciales proferidos a nuestro favor.

martes, 17 de abril de 2012

REALIDAD NACIONAL


FORO



Por Brigadier General (r) Adolfo Clavijo





Dos rectores de universidades, amigos entre sí, se encontraron para almorzar un día cualquiera. Los temas que trataron inicialmente, relacionados con sus respectivas universidades, dejaron ver que ambos estaban complacidos con sus labores, pero esto no era obstáculo para que cada uno aprovechara la ocasión para sacar provecho de lo que su interlocutor tenía que decir con respecto a la educación superior. Después del tema académico abordaron la situación del país. Los dos coincidieron en que era muy compleja y que no veían, ni en el corto ni en el mediano ni en el largo plazo, solución a los grandes problemas que vienen aquejando a los colombianos desde hace ya varias décadas. Atribuyeron la subsistencia de los problemas al mal manejo que en diferentes ámbitos e instancias les dan a las cuestiones que atormentan al país. De pronto, uno de ellos le sugirió al otro hacer algo que pusiera en evidencia las inconsistencias, incongruencias e insensateces que hacen prevalecer los problemas en la vida nacional.



Al final, acordaron realizar entre las dos universidades y dos medios de comunicación invitados, un periódico y una revista, un foro que sacara a flote las fallas estatales, en especial las gubernamentales, en la conducción de los asuntos oficiales, sobre todo en la búsqueda de solución a los problemas. Con el fin de determinar el tema del Foro, los panelistas y el moderador, quedaron en hacer una reunión formal con los directores de los medios escogidos



A los quince días se encontraron los cuatros en la Rectoría de una de las dos universidades. Después de una larga discusión, se pusieron de acuerdo en que el tema a tratar en el foro sería un interrogante: “¿Por qué Colombia no ha podido salir de los graves problemas que le impiden vivir en paz y superar su condición de subdesarrollo?” Después, dedicaron otro par de horas a definir quiénes deberían ser los panelistas; no era fácil escogerlos pues deberían ser personas muy versadas en la realidad nacional. Al final convinieron que fueran: el investigador y tratadista de valores, principios y problemas, doctor Análisis; el especialista en diseñar proyectos y obras de distinta naturaleza, doctor Planeamiento; y la experimentada en la dirección y supervisión de trabajos, obras y realizaciones en general, doctora Ejecución. Decidieron también que las intervenciones se harían en ese orden. Les tomó un poco menos tiempo ponerse de acuerdo para nombrar como moderador del Foro al experimentado en juicio y raciocinio, el filósofo Lógica. Por último, concertaron la fecha, el sitio del evento académico –una universidad- los asistentes, la difusión y promoción correspondientes y quiénes serían los invitados especiales.   



Llegaron el día y la hora del Foro. El auditorio estaba full; asistieron unas 600 personas, entre ellas los invitados especiales, que eran congresistas, funcionarios del gobierno y rectores de otras universidades. El resto eran estudiantes y público en general, debidamente inscrito, y unas ONG que nunca faltan a estas programaciones.



Después de cumplirse los puntos habituales del protocolo de la agenda, el filósofo Lógica leyó las biografías de los ponentes. A continuación, le concedió la palabra al respetado doctor Análisis, quien en su media hora, hablando con plena seguridad pero también decepcionado, dijo, entre otras cosas:



En casi todas las instancias del Estado colombiano se equivocan mucho en las valoraciones de los problemas nacionales. Por tal razón, éstos pasan de gobierno en gobierno, de autoridad en autoridad, de funcionario en funcionario sin que se solucionen. El ejemplo más clásico es el conflicto interno, que lleva 50 años sin que le encuentren la puerta de salida; ni las entidades ni las personas responsables de este entuerto han sabido que hacer y, sin ruborizarse, entregan el puesto con el problema tal como lo recibieron, y en algunos casos peor. Lo mismo pasa en otros aspectos de la vida nacional como la salud, la educación, la pobreza absoluta, el agro, el desempleo y subempleo, el narcotráfico, etc., etc., cuestiones que, si les van bien durante un gobierno o durante el mandato de un jefe determinado, terminan como estaban, porque lo común es que la situación empeore. Los problemas quedan para que los políticos los exploten y los aprovechen en las campañas electorales con la promesa de que, si son elegidos, ellos sí van a solucionarlos. Sin embargo, ellos bien saben que tampoco van a cumplir.  



Son muchas las causas que generan esta situación, pero sólo hago mención de las dos más típicas: 1) El diagnóstico incompleto o equivocado de una situación cualquiera del cual se parte para solucionar un problema. Siempre se toma únicamente una parte del caso y no se consideran otras, bien puede ser por desinterés, ignorancia o desaprensión. Por ejemplo, cuando se piensa en soluciones al conflicto interno, siempre se han dejado por fuera de estudio de componentes diferentes a los grupos armados, es decir, no se han tenido en cuenta las otras formas de agresión. En el resto de problemas que afligen a los colombianos pasa lo mismo. Por eso se registran en las actas de entrega de las dependencias como asuntos pendientes o por resolver. 2) Los nombramientos de personas por la vía de la burocracia, es decir, en pago de favores políticos o para atender las presiones de las ‘palancas’ para que se nombre en ciertos cargos a amigos o personas que no saben qué hacer o, si saben, no se preocupan por hacerlo. De la noche a la mañana, convierten a un filósofo en estratega y terminan haciéndole caso. Por estas razones, los grandes problemas nacionales son como una herencia que pasa de ‘corbata en corbata’.



Cumplidos los treinta minutos, dio por terminada su intervención, la cual dejó a mucha gente con la boca abierta.



A continuación, le cedieron la palabra al eminente doctor Planeamiento, quien pasó al atril, saludó con amabilidad, agradeció la invitación y luego abordó su tema, afirmando que si no se investiga en detalle un problema ni se estudian a cabalidad sus entronques ni se evalúan sus causas es imposible entrar a diseñar planes definitivos de solución o mirar fórmulas que lo saquen de juego de manera radical. Dijo que, si a mucho, en algunos casos se logra llegar a soluciones parciales. Anotó también que, sin embargo, a veces, cuando el nuevo jefe o responsable de una determinada área recibe el cargo y le informan sobre un problema crónico, se agarra del deficiente diagnóstico que encuentra o que le hicieron sus colaboradores para tratar de atacar el problema y, de paso, a su predecesor. Por lo general, con el fin de demostrar suficiencia y pericia en la materia, estas personas sueltan una propuesta de solución empujada por una corazonada o pálpito que no arregla nada -porque no se hace con base en antecedentes ni experiencias- pero que pone a todos los subalternos a tirar cráneo para estructurar la idea proyectando acciones, determinando objetivos, calculando presupuestos, trazando esquemas y proponiendo organizaciones. Este proceso dura sólo el tiempo que ese equipo o administración permanezca en el poder, porque cuando llega un nuevo jefe impone su propia corazonada, matando y enterrando la anterior. El doctor Planeamiento terminó su media hora asegurando que así, en las instituciones y entidades oficiales se pierden tiempo, esfuerzos y recursos en forma permanente, mientras el problema sigue intacto porque por este camino, que es muy común en la administración pública, no se remedia nada.



Acto seguido, pasó al atril la doctora Ejecución; se le veía desanimada. Fue dura en sus comentarios sobre cómo se llevan a cabo en Colombia los procesos de obras, trabajos, contrataciones, prácticas, realizaciones, operaciones, actividades, estudios, investigaciones, ponencias, etc. Anotó que en el país la palabra cumplimiento está perdiendo su significado porque casi todo lo que se inicia queda sin terminar o queda mal terminado o se demora el triple o no va encauzado hacia donde se necesita. Esto frustra considerablemente a la población afectada por el tema, además de que mengua los respectivos presupuestos. Entre otros de sus comentarios se encuentran:



Es claro que si el diagnóstico es deficiente y la proyección también es deficiente, las actividades que se desarrollen en los sectores oficiales, por consiguiente, serán deficientes, lo que permite que entren a mandar la incompetencia, la ineptitud, y a reflejarse los malos resultados de las distintas administraciones.

Cuando la proyección es mala, es difícil implementar controles, entonces hace su aparición la corrupción, que ha venido contestando lista en casi todos los órdenes de la administración pública. Es muy raro el bolsillo del Estado al que no le hayan metido la mano furtivamente. 

Las frustraciones por los malos procesos en programas que atienden necesidades urgentes de la población generan malestares que en muchas ocasiones se traducen en violencia debido a que en las protestas públicas se infiltran elementos de la subversión y de la guerrilla que cometen actos terroristas para que sean atribuidos a las masas descontentas con los manejos gubernamentales.

De todo lo anterior saca provecho el proceso subversivo, que aumenta sus acciones de violencia para poner más en jaque el gobierno de turno y crear una sensación de ingobernabilidad.



Con la misma cara de desconsuelo con que inició su intervención, la doctora Ejecución agradeció la atención que le prestaron durante sus treinta minutos y se sentó a esperar preguntas.



Tomó entonces el micrófono el PHD Lógica para abrir el periodo de preguntas. Le dio la palabra a un estudiante que le formuló esta pregunta al doctor Análisis:



¿A qué atribuye usted la mala situación del país en todos los campos? Entiendo que hay muchas causas y razones para que estemos como estamos y que a corto y mediano plazo no se vislumbren cambios sustanciales y positivos. ¿Cuál considera Ud. que sea la causa principal y por qué?



Respondió el doctor Análisis, no sin antes acomodarse las gafas y enderezar el micrófono del atril:



Para mí, la causa principal de nuestras penas es la politiquería. A medida que dé mis explicaciones sobre las causas, Ud. irá entendiendo el porqué de cada una de ellas. Pues bien, la politiquería, es para mí el papá (o la mamá, si prefieren) de los males que laceran a los colombianos. El afán por hacer parte de la administración pública, en cualquiera de sus entidades e instancias, hace que el aspirante se la juegue toda, dejando de lado valores y principios. Y después, de la misma forma en que se olvidó de condiciones morales y éticas para obtener un cargo oficial, cuando lo desempeña, el decoro y la honestidad no caben en sus estudios de los problemas ni entre los proyectos que diseña o que aprueba; se dedica a lo que iba: a ‘explotar el cargo’. Entonces, lo tiene sin cuidado si acierta o no acierta, si produce o no produce, si trabaja o no trabaja, si hace trabajar o no hace trabajar. Sólo le preocupa que lo saquen antes de haber exprimido el puesto. Podría extenderme más para contestar su pregunta pero me parece que con esto puede quedar resuelta su inquietud.



El estudiante asintió. En seguida, se levantó un profesor de una universidad e hizo una pregunta con destino al doctor Planeamiento:



¿Cree usted que la corrupción incide de manera directa en los planes y proyectos de los organismos oficiales, llámense institutos, entidades, empresas del Estado, estamentos y, aún, en las distintas ramas del poder público?  



Indiscutiblemente que sí y, si la politiquería es el papá de los males de Colombia, la corrupción es la mamá, señaló el doctor Planeamiento, y agregó:



Y lo más triste es que no es espontánea. Desde el momento en que se elaboran los presupuestos de ingresos y egresos ya se está pensando en cómo desfalcar a la respectiva empresa. Incluso desde antes, desde que un ‘vivo’ asume el cargo. Después, cuando se preparan los pliegos de condiciones de obras por contratar o de bienes por adquirir, se incorporan las marrullas y se piensa en el cliente que saldrá favorecido en las licitaciones o juntas de compras. Cuando se llevan a cabo las audiencias de adjudicación, ya los interesados han recibido su tajada por parte del funcionario o funcionarios venales, entonces, su firma gana el concurso. Después vienen las quejas del contratista o del proveedor y surgen los pagos de incrementos y pagos extras o adicionales en los cuales los funcionarios de marras tienen su buena tajada. Esa es la razón para que muchas obras resulten costando hasta el doble de su presupuesto inicial. Otra forma muy común de corrupción es el cobro de indemnizaciones por fallas o presuntas fallas del Estado. Esta iniquidad es muy frecuente a causa del conflicto interno ya que algunas organizaciones no gubernamentales y colectivos de abogados se han especializado en demandas ficticias y cobros de altas sumas de dinero a la Nación como reparación de casos que no ocurrieron o no fueron ilegítimos, como ellos los plantean.



Con esta última aseveración del doctor Planeamiento las ONG presentes se pusieron escamosas y trataron de armar barullo, pero, al no encontrar eco entre el público, pronto se calmaron. La siguiente pregunta la hizo un abogado; dejó libertad para que la respondiera el panelista que quisiera hacerlo. Su inquietud era esta:



¿Es posible que la justicia, que está tan de capa caída, tan desprestigiada, tenga que ver en la forma en se han venido impregnando de corrupción los organismos del Estado?



Los conferencistas hablaron entre sí y acordaron que respondiera la doctora Ejecución, quien habló en los siguientes términos:



Por supuesto que la justicia es culpable directa de muchos de los vicios que tiene el Estado y de muchas de sus fallas. Es la hija autista (y pido perdón a los autistas) de la politiquería y la corrupción. Si la justicia en Colombia funcionara como debe funcionar no sólo no tendríamos corrupción sino que no tendríamos conflicto armado y, aún, es posible que ya hubiéramos salido del narcotráfico. El país estaría en paz y tendría unos índices de prosperidad y desarrollo muy superiores a los que registra hoy en día. Una administración de justicia no solamente debe inspirar confianza y seguridad sino también disuadir a los corruptos, a los violentos, a los delincuentes en general. Pero, infortunadamente, la justicia en Colombia apenas sirve para alarmar y poner perplejos y desconcertados a los colombianos con sus investigaciones, sus procesos y sus fallos.



Ante esta respuesta, la audiencia asintió con la cabeza. Entonces, se levantó una dama para plantear la siguiente interesante pregunta, que fue respondida por el doctor Análisis, quien es también un reconocido sicólogo.



Si hay tanta corrupción ¿para qué sirven las juntas directivas, los comités de directores, de gerentes,  de jefes, las comisiones administrativas, etc., si no es para dirigir y controlar los procesos administrativos y a los funcionarios que intervienen en esos procesos?



Muy buena su pregunta. Infortunadamente, manifestó el doctor Análisis, en estos grupos que tienen una responsabilidad muy grande en la marcha de las entidades se presenta un fenómeno de orden sicológico entre los miembros de esos comités, fenómeno que incide en los resultados de esas corporaciones. Una especie de recuento del desarrollo de una de esas juntas me facilita explicar mi punto de vista. Cuando se reúnen los miembros de una de esas juntas, reciben del gerente o director de la empresa un informe de la gestión que se viene adelantando. Se lo presentan en Power Point o Flash, con una serie de cuadros y gráficos que a la postre nadie entiende. Son bastante tramadores. Luego, presentan un problema e indican cómo avanza su solución. Aquí es donde entran a actuar los comportamientos síquicos característicos. Uno ve en la mesa a unas personas muy bien puestas: bien vestidas, corbatas elegantes, unas con gafas, unas serias, otras sonrientes, todas haciendo gala de buenos modales, pero cuando les toca opinar sale a relucir su otro yo y todo se atasca.



Entonces, en la mesa ya no se aprecian personas de las que uno esperaría comportamientos acordes con su apariencia sino que salen a relucir el arrogante, el protagonista, el envidioso, el egoísta, aquél al que sólo le gusta figurar; resaltan las actitudes personalistas, la altanería, la altivez, el afán de mostrarse como el más calificado, la preocupación por figurar en todo, el amor exagerado por sí mismo, el desear lo de los demás, etc. El arrogante dice que todo está mal hecho, que “yo hice…, yo programé…, yo diseñé…, yo redacté…”, todo en forma perfecta, “gracias a mis doctorados y maestrías en el tema”. Toma la palabra el protagonista para afirmar que, como ellos han visto, a él lo consultan de muchas partes y que, gracias a su experiencia, aparece con frecuencia en la prensa y la televisión. Narra historias en las que él fue la estrella central. Claro que todos saben que él mismo busca meterse en todo para demostrar que es una persona importante. Habla a continuación el envidioso para decir que todo está mal; que él lo habría hecho mejor. Interviene luego el egoísta, que muestra un inmoderado amor por sí mismo que lo lleva a descalificar lo que le presentan. En esta forma, los miembros de la junta, comité o reunión de directores cierran la ventana de las realizaciones y terminan en nada porque cada uno va por su lado. De ahí que estas organizaciones se reúnan poco y aporten poco colectivamente al control y manejo de la respectiva entidad.



Terminada esta intervención, tomó el micrófono el doctor Lógica para hacer un resumen del Foro y darlo por terminado. En el Resumen, hizo hincapié en los puntos más sobresalientes de cada planteamiento y en los aspectos relevantes de las respuestas a las preguntas de algunos asistentes. Consideró que el tema “¿Por qué Colombia no ha podido salir de los graves problemas que le impiden vivir en paz y superar su condición de subdesarrollo?” había sido ampliamente cubierto; que el interrogante había sido resuelto, y se declaró satisfecho de su desarrollo. Después, agregó algunas observaciones de su propia cosecha sobre la temática. Tomó el caso del conflicto interno como ejemplo fehaciente de las deficiencias del Estado en la solución de problemas. Aseguró que, en efecto, siempre ha estado mal diagnosticado, que se le ha dado mal manejo; que en ocasiones las respuestas del Estado a las afrentas que recibe han sido parciales; que las entidades del Estado comprometidas en responsabilidades delicadas reciben respaldos insuficientes; que se nota mucha desarticulación estatal para resolver problemas que exigen soluciones integradas; que se presenta ambivalencia del sector privado en el trato de algunos problemas y, además, doble juego de ciertos políticos; que en asuntos predominantemente colombianos a veces aparece una indebida injerencia externa.



Al día siguiente del Foro, el periódico que participó en su organización publicó la siguiente ‘notica’ en una de sus columnas de asuntos breves: Ayer, en la Universidad Tal se llevó a cabo un foro sobre la realidad nacional. Estuvo muy concurrido. Asistieron unas seiscientas personas. Por su parte, la revista que también tomó parte en la organización y promoción del evento no publicó absolutamente nada. Los dos rectores se comunicaron telefónicamente, manifestaron mutuamente estar muy complacidos con el desarrollo y resultados, que para ellos el Foro logró su cometido, pero se sintieron tremendamente decepcionados y desencantados por la nula publicidad que tuvo el evento cuya trascendencia era innegable. Refiriéndose a la actitud de la prensa comentó uno de ellos: Así es Colombia.  





Corolario

Manejo de la problemática nacional



En atención a que las metáforas empleadas hablan por sí solas y cada tema está suficientemente explicado en el texto correspondiente, se considera que no se requiere una ampliación.